Pues no por humilde son menos ricas, al contrario, exquisitas, sobre todo si las enriquecemos, que antiguamente, en según que sitios, era agua, pan ajos, pimentón y un poco de aceite.
Yo he hecho la versión intermedia, pues ahora suelen poner jamón, chorizo …y ya nos vamos a la sopa castellana.
Me retrotrae a mi juventud, cuando, después de una fiesta de noche vieja, y ya amaneciendo, las hacíamos, y eso entonaba el body que era una maravilla.
INGREDIENTES:
- Pan, si es del día anterior mejor
- Ajos
- Caldo, yo de pollo
- Huevos
- Pimentón
- AOVE
En una cazuela, si es barro pues más rústico, poner aceite a calentar, añadir los ajos, y cuando van tomando color sacar y reservar.
En ese mismo aceite freír las rebanadas de pan, y cuando van tomando color ir añadir el pimentón, dar un par de vueltas y echar el caldo, o agua, caliente, dejar que empape bien.
Remover todo para que el pan se vaya rompiendo, hay a quien le gusta las rebanadas enteras, pues muy bien, cada uno a su gusto. Añadir los ajos.
Hacer un hueco en el medio y poner los huevos, tapar y cuando estén hechos, pues a comer.
ON EGIN!
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